El pasado miércoles 26 de octubre fuimos a hacer una visita al Palacio del Marqués de Dos Aguas, emplazado en el centro histórico de la ciudad de Valencia.
Este edificio, que en la actualidad alberga el museo Nacional de Cerámica, es el resultado de una reforma llevada a cabo sobre la antigua casa de estilo gótico propiedad de los Rabassa de Porallós, quienes adquirieron el título de marquesado de Dos Aguas en 1699 otorgado a la familia por Carlos II.
Tras pasar la imponente puerta de la entrada, en primer lugar, nos encontramos en la planta baja del edificio con un patio interior el cual está decorado con una hermosa fuente.
Posteriormente, tras asar por un pequeño vestíbulo, accedemos al Patio de carruajes o Patio de las carrozas
Seguidamente, y mediante una escalera de mármol de doble tiro, accedemos a la planta principal o noble.
Una vez estamos ya en la planta principal, nos encontramos con un gran número de salones y habitaciones. Entre los cuales destacan algunos como:
–Salón chino o salón de té:
Este salón recibe este nombre por el tipo de decoración que luce, decoración oriental muy popular en la época.
–El salón de la lumbrera:
Esta es una pequeña habitación dotada de cuatro alacenas, disimuladas en el muro, que servía para guardar enseres. También hay grandes espejos coronados por medallones con rostros de mujer y unos armarios con utensilios de comedor puestos con carácter decorativo.
Recibe este nombre porque, en origen, disponía de un lucernario que iluminaba la habitación, el cual fue eliminado en una de las últimas remodelaciones.
–El Comedor:
Es una sala en la que, en el centro del techo, destaca un óleo sobre lienzo en forma oval con una representación de «La luz fecundando a la Creación» de Rafael Montesinos Ramiro fechado en 1862. En este podemos ver alegorías de las Cuatro partes del mundo conocidos, representados por personajes femeninos con animales simbólicos alusivos: África con un león, América con un papagayo, Europa con un caballo y Asia con un elefante.
La decoración de sala está hecha a base de motivos gastronómicos, de pesca, recolección, granja y figuras de la diosa Fortuna con el cuerno de la abundancia.
–El Oratorio:
Esta es la sala estaba dedicada, como su propio nombre indica, a orar. Tanto los propios habitantes del palacio como visitantes podían, siempre que quisiesen, dirigirse a esta habitación y realizar sus oraciones.
–Antecámara distribuidor o Sala de confianza:
Se trata de una habitación cuadrada cuya finalidad era servir de distribuidor a las habitaciones privadas de los marqueses. También es conocida como Sala de Confianza y, en ella, destaca el óleo sobre lienzo realizado en 1854 por José Brel y que lleva por título «Alegoría de la Noche».
–Dormitorio de los Marqueses:
Es una habitación en la cual destaca el óleo sobre lienzo pegado al techo que lleva por titulo «El Beso de la Noche o La Noche», obra de Plácido Francés Pascual. Esta pintura destaca por la presencia de dos búhos, aves de la noche, que tiran del carro de la diosa. En la cornisa nereidas con estrellas, plantas de adormideras (alusivas al sueño) y personajes como el sueño, la muerte, el destino o el río del olvido.
En la estancia podemos ver también una bañera de mármol de Carrara del sigo XIX en cuyo frontal lucen dos delfines entrelazados y una cama hecha de madera de pino de finales del sigo XVIII.
–Sala de Porcelana:
Habitación destacable por las pinturas realizadas por José Flores Vela en seis paneles distribuidos por la pared. El mobiliario de la habitación es el original y fue fabricado en Dresde (Alemania) en 1863. Se trata de una habitación sin una utilidad definida considerándose como una antesala al tocador de lujo. Sus elementos decorativos a base de porcelana han dado nombre a la sala. Estos fueron adquiridos por el marqués don Vicente Dasí en 1867 en una subasta pública en París.
–Salón rojo:
Conocida también como «Sala de los reflejos metálicos», «Sala Azul de Luis XV» o «Salón de la Reina Ana». Recibe este nombre porque las decoraciones que alberga son todas en tonos rojizos.
Desde este salón se accede al interior de la hornacina donde se encuentra la Virgen del Rosario sobre la portada principal visible desde la calle. Imagen y hornacina permanecen ocultas detrás de un gigantesco espejo que hay en la sala y, con un mecanismo oculto, se podía girar la imagen para hacer saber a la gente si el marqués se encontraba en la ciudad o fuera de ella. Si la imagen estaba volteada hacia la calle el marqués estaba en Valencia, si estaba volteada hacia el interior del palacio, el marqués estaba fuera de la ciudad.
–Salón de Baile:
En la época decimonónica los salones de baile solían ser las habitaciones más lujosas de todo el palacio. En esta sala destaca el lienzo central del techo representando la rendición de Valencia a Jaime I (1865) , obra de Salustiano Asenjo Arozamena. Junto a esta obra, en los ángulos de la sala, encontramos cuatro medallones con representaciones de Venus y Cupido.
También podemos encontrar en la sala otros elementos decorativos elaborados en estuco e insertos en medallones, con los bustos de los marqueses de Dos Aguas, don Vicente Dasí LLuesma y su esposa Carmen Puigmoltó Mayans. Completa la decoración de la sala el mobiliario original y la presencia de una tribuna o armariada en la pared cerrada por una celosía, donde se colocaban los músicos mientras tocaban, sin necesidad de que estos pudieran ver a los nobles de la sala bailando y viceversa. En el centro de la sala podemos ver un sofá tipo borne de madera lacada y dorada.
Con este último salón, finalizamos la visita al Palacio del Marqués de Dos Aguas y, la verdad, es que nos encantó. ¡Esperamos poder volver!